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La inmigración en Estados Unidos no es solo un tema político: es un fenómeno económico y demográfico que define mercados laborales, salarios, consumo y vivienda. Hoy, mas de 48 millones de inmigrantes conviven con una población latina en rápida expansión, concentrada en California, Texas, Florida y Nueva York, y en grandes áreas metropolitanas como Los Ángeles, Nueva York, Miami, Houston y Riverside.
Este análisis sintetiza datos disponibles más recientes para responder preguntas clave: ¿Cuáles son las 10 nacionalidades más comunes?, ¿Dónde viven?, ¿En qué trabajan? y ¿Cuánto aporta el PIB latino (≈ US$3.7 billones en 2024, ~14–15% del total).
La mirada es práctica y basada en evidencias: gráficos claros, tendencias y un enfoque técnico sobre los inmigrantes en Estados Unidos y los hispanos en EE. UU., ciudades con más hispanos, estados con más hispanos, empleo de hispanos, aporte económico de los hispanos, tendencias migratorias, origen de inmigrantes en Estados Unidos (América Latina y Asia).
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También tocamos la inmigración sin control: el crecimiento abrupto y la falta de coordinación estresan servicios locales, incentivan informalidad y tensiones políticas. Pero, con vías legales funcionales, verificación ágil y cuotas por demanda sectorial, el país capturaría mejor los beneficios: más crecimiento potencial, cobertura de vacantes y emprendimiento que dinamizaría ciudades y estados.
La concentración por nacionalidad en la inmigración actual plantea dudas incómodas. ¿Cuál es el principal riesgo para las ciudades receptoras? Presión en vivienda, escuelas y salud cuando la llegada se concentra en pocos barrios y no crece al mismo ritmo la infraestructura.
¿Hay impacto en salarios? Sí, en nichos de baja cualificación se observa mayor competencia y estancamiento salarial si la fiscalización es débil. ¿Por qué importa el origen? Porque redes muy densas por país facilitan empleo e integración, pero también enclaves con baja movilidad lingüística y trabas de integración cívica.
No todo crecimiento migratorio es productivo per se. ¿Afecta la recaudación local? A corto plazo, sí cuando la demanda por servicios supera transferencias estatales; además, las remesas envían parte del ingreso fuera del circuito local.


PIB latino en EE. UU. (2015–2024, nominal)
¿Crece de verdad el PIB latino? (≈US$2.1 T → ≈US$4.1 T)? Crece, pero ojo: la cifra es nominal; parte del salto 2021–2024 es inflación y rebote pospandemia. Para evaluar impacto real hay que mirar PIB en términos reales, ingreso per cápita y productividad; si no, el gráfico luce bien, pero sobreestima el avance.
¿Es sostenible el ritmo? Solo si se gana productividad (capital humano, crédito, tecnología) y se reduce la concentración geográfica que hoy encarece costos. Sin reformas, formalización, competencia, integración eficiente, el crecimiento seguirá dependiendo de ciclos y no de mejoras estructurales, con más volatilidad en recesiones.



Empleo de hispanos por grandes grupos ocupacionales (2024)
¿En qué trabajan más los hispanos? Dirección/profesionales (~8.1 M) y servicios (~7.4 M) lideran; luego ventas/oficina (~5.5 M), construcción/mantenimiento (~5.1 M) y producción/transporte (~5.2 M). La foto es sólida, pero aún hay concentración en sectores cíclicos; una desaceleración pega primero en construcción, hotelería y transporte.
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¿Cómo subir salarios y productividad real? Menos retórica y más upskilling (Mejora de las habilidades, formalización y movilidad laboral entre estados. Sin eso, la brecha entre el salto nominal del empleo y la mejora real en ingresos seguirá abierta, y el ascenso a ocupaciones de mayor valor será más lento.

Áreas metropolitanas con más hispanos (2024)
¿Qué zonas metropolitanas concentran más hispanos? Nueva York (~5.1 M), Los Ángeles (~4.9 M), Miami (~2.8 M), Houston (~2.7 M) y Riverside (~2.2 M). La escala atrae inversión y empleo, pero la concentración presiona vivienda, tráfico y servicios; si la oferta (vivienda/infraestructura) no acompaña, el costo de vida sube y la integración se encarece.
¿Debe diversificarse la recepción? Sí, incentivos a nuevos polos con empleo real, transporte y vivienda asequible; y zonificación provivienda en los hubs saturados. Sin planificación, los beneficios económicos quedan capturados por pocos barrios mientras los costos sociales se socializan en presupuestos locales.

Los datos son claros, la inmigración sostiene la oferta laboral, impulsa el consumo y eleva el PIB latino hasta niveles comparables con las principales economías del mundo. Ahora bien, una inmigración desordenada no es gratis: presiona vivienda, escuelas y hospitales, alimenta la economía informal y polariza el debate público.
La ruta ganadora combina orden y oportunidad, fronteras y procesos que funcionen, trámite predecible, integración local bien financiada y políticas calibradas por datos (empleo, salarios, tiempos de procesamiento, tasas de informalidad y alquileres). Con esto, Estados Unidos maximiza productividad e innovación, al tiempo que minimiza costos locales.
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